El desierto de Atacama se encuentra en el „Norte Grande“ de Chile. Muchas excursiones parten de San Pedro de Atacama, un pueblo desértico que se ha vuelto muy conocido con el pasar de los años.

El desierto de Atacama, conocido mundialmente como el desierto más árido, abarca un área enorme con grandes riquezas arqueológicas, naturales y culturales. Los geoglifos del Cerro Pintado y los pucarás (fuertes) de Quitor y Lasana con su rica tradición arqueológica son la mejor prueba del gran progreso que han alcanzado los pueblos locales. En la historia reciente, el desierto de Atacama desempeñó un papel importante para el desarrollo del país. Incluso es un verdadero testigo del pasado glorioso de la industria del salitre. Como testimonio viviente para esto sirven varias oficinas de salitre que a la vez son símbolo de un período pasado que, a pesar de todo, se mantiene en la memoria colectiva de la nación.

La aridez y la sequía del desierto de Atacama contrastan directamente con la fertilidad de los llanos y oasis (como por ejemplo el Valle de Azapa y la Oasis de Pica). La flora y fauna también son un componente importante del paisaje desértico.

Las especies protegidas de los parques nacionales Lauca, Isluga y Salar de Surire, todos considerados patrimonio nacional, simbolizan sólo una parte de la variedad maravillosa con que la naturaleza ha equipado esta región, en la cual la vida se abrió camino a pesar de sus condiciones inhóspitas.

El desierto y el altiplano fascinan al visitante por su variada geografía: el “Valle de la Luna” con sus formaciones de roca únicas transportan el escenario a fronteras fuera de nuestro mundo; el salar de Atacama, los geisers de El Tatio con sus características surrealistas junto con los agradables baños termales como los Baños Camina, forman un tipo de paradoja divina que se opone a una realidad siempre asombrosa.